LA MISIÓN DE TODO CREYENTE ES REPRODUCIRNOS EN OTROS DISCÍPULOS
Una “misión” es lo que uno hace—es la obra a la cual se dedica en la vida. Es el blanco o la meta de toda la energía y los recursos (de tiempo, talentos y tesoro) que él gasta. Es “lo que está delante” al cual uno se extiende.
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago:
olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,
prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
[Flp 3.13-14]
Uno de los deseos más profundos del corazón de un cristiano es el de hacer una diferencia eterna con su vida. Aunque nuestras vidas son como “neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se
desvanece” (Stg 4.14), Dios nos ha creado en Cristo Jesús para hacer una diferencia eterna mientras que estemos aquí en la tierra
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. [Ef 2.10]
Esta diferencia eterna que podemos hacer se trata de nuestra “misión de vida”—la razón por la cual estamos aquí y la meta a que nos extendemos.
EL DISCIPULADO BÍBLICO RESULTA EN UN “EVANGELISTA”
Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. [Mat 4.19]
Jesús llamó a Sus discípulos para una tarea específica: ser pescadores de hombres. Quiso enseñarles a evangelizar—a ir a donde los “peces” estaban para sacarlos del agua del pecado y de la condenación para
meterlos en lancha salvavidas de la salvación.
Así que, cada cristiano debe entender que hasta que esté evangelizando activamente y reproduciéndose en otros discípulos, todavía no ha terminado el proceso de discipulado. Jesús dijo en Mateo 4.19 que los que le seguían serían convertidos en “pesadores de hombres”. Entonces, un discípulo maduro de Jesucristo estará buscando activamente a los pecadores perdidos para guiarlos a la salvación.
La obra de discipulado no ha terminado en la vida de un cristiano hasta que el discípulo esté evangelizando activamente (hasta que se convierta en “pescador de hombres”). Además, la obra de evangelismo a la cual el discípulo maduro se dedica, no ha terminado hasta que haya un discípulo.
EL EVANGELISMO BÍBLICO RESULTA EN UN DISCÍPULO
Su obra en la misión no termina hasta que usted haya hecho un discípulo a la persona que evangelizó.
Esto quiere decir que es la responsabilidad de cada cristiano (cada discípulo del Señor) evangelizar a los inconversos y también ayudar a los nuevos convertidos a crecer a través del proceso de discipulado (para
que ellos también puedan llegar a hacer lo mismo evangelizando y discipulando).
Así que, podríamos decir que lo que queremos producir (y reproducir) en el ministerio es un “discipulador evangelístico”alguien que activamente evangeliza a los inconversos y discipula a los nuevos convertidos que Dios le da, reproduciéndose en otros discipuladores evangelísticos.
Dios nos ha dado una misión simple para cumplir durante nuestro tiempo breve sobre la tierra.
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