Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra. Isa 66.2
Ningún ser humano, por más sabiduría que posea, es capaz de entender todo lo que hay en la Biblia, Pero lo que si podemos hacer es, escudriñar las profundidades del Libro que Dios nos ha dejado, antes de hacerlo, tenemos que acercarnos a él con la actitud correcta, con un corazón humilde y dispuesto a aprender. Esta buena actitud de corazón empieza con la aceptación de la Biblia como la verdadera Palabra de Dios.
Cada estudiante de la Escritura tiene que creer que la Biblia que tiene en sus manos es la Palabra de Dios, es el mensaje que Dios plasmo para nosotros, el Libro inspirado y preservado por Dios. Como vimos el día de ayer el que se cree un “sabe-lo-todo” en la “teología” realmente no sabe nada y aprenderá menos.
En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños Mat 11.25.
Y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo. 1Cor 8.2
Debemos acercarnos a la Biblia con toda la intención de esperar que Dios nos hable. Aprendamos a cuestionarnos sobre el pasaje que estamos estudiando, debemos preguntarnos, cual fue la razón por la cual se escribió este pasaje, cuáles fueron las circunstancias sobre las cuales se escribió el pasaje y el libro que está leyendo, para que Dios hable abiertamente a nuestras vidas. La diferencia entre el que supuestamente “sabe algo” de la Biblia y otro que realmente la entiende, es la actitud.
Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 1Cor 2.14.
Se nota a kilómetros cuando una persona entiende la Palabra de Dios y la razón es porque siempre está escudriñando y meditando en ella esperando que Dios le hable, en mi labor como pastor puedo distinguir quien lee la Biblia y quien no, la razón es porque aquel que lee, siempre tiene interrogantes y viene a mí con muchas preguntas, muchas de estas preguntas me han obligado a sumergir en la palabra de Dios con una actitud humilde esperando que Dios me de la respuesta para poder responder con la biblia la inquietud del lector de la Biblia.
Por otro lado el que no escudriña la escritura, nunca tiene preguntas y cuando se le comenta acerca de un tema bíblico lo ignora por completo, y lo peor nunca podrá presentar defensa con mansedumbre al que pida razón de la esperanza que hay en él, si usted es de los que quiere aprender más de la palabra de Cristo, debe acercarse con un corazón dispuesto a aprender de Dios en una relación personal. El hombre natural, tanto el inconverso como el asistente a una congregación, no le agrada esto, y a pesar del poco de conocimiento que podría adquirir por libros o clases acerca de la Biblia, no va a entender la Palabra de Dios porque nunca se ha acercado con corazón dispuesto, necesita vaciar su taza. Por tanto no olvide la palabras del Maestro: Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; Juan 5:39.
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