Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! Luc 24.25. Lo que usted ve y verá en la Biblia depende en gran parte de su actitud acerca de (o hacia) ella. Cuando Cristo regañó a Sus discípulos en Lucas 24.25, no les reprendió por su falta de inteligencia, ni por su falta de conocimiento. Les llamó la atención porque eran “tardos de corazón para creer” en todo lo que la Escritura decía. No tenían la actitud de corazón correcta hacia la Biblia. Este punto es esencial porque, al final de cuentas, ¿quién nos enseña la Biblia? Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. Juan 14.26
Después de toda obra de los maestros humanos en nuestras vidas, es el Espíritu Santo quien nos enseña la Biblia. Cristo repitió esta misma promesa en Juan 16.13 diciendo que el Espíritu nos guiaría a toda la verdad, y luego dijo que la verdad era la Palabra de Dios. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Juan 16.13. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Juan 17.17 Entonces, puesto que es el Espíritu Santo quien nos enseña la Biblia, nuestro aprendizaje de ella no depende tanto de nuestra “aptitud” (nuestra inteligencia) sino de nuestra “actitud”. O sea, tiene que ver con un corazón dispuesto a creer todo lo que Dios dice en la Biblia y obedecerlo. Es por esto que Pablo dice que no vamos a aprender la Biblia por contiene porque es un Libro tan infinito como su Autor. Si el hombre pudiera entender todo lo que hay en la Biblia, Dios dejaría de ser Dios. Por esto, si queremos escudriñar las profundidades del Libro que Dios nos ha dado, tenemos que acercarnos a él con la actitud correcta, con un corazón humilde y dispuesto a aprender. Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra. Isa 66.2. Esta buena actitud de corazón empieza con la aceptación de la Biblia como la verdadera Palabra de Dios.
El estudiante de la Escritura tiene que creer que la Biblia que tiene en sus manos es la Palabra de Dios, el Libro inspirado y preservado por Dios, perfecto en todo sentido y por lo tanto la autoridad final en cada área de su vida. Vamos a ver más sobre este asunto luego. Por ahora sólo entienda que es esencial que usted se acerque a la Biblia con una actitud de sumisión porque ella es la autoridad final que juzga a toda criatura. Esto quiere decir que nosotros no tenemos derecho de juzgarla a ella, señalando sus supuestos errores y equivocaciones. Más bien ella nos muestra a nosotros los errores y las equivocaciones en nuestras vidas. Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Heb 4.12.
Por esto debemos acercarnos a la Biblia como si estuviéramos entrando en la mera presencia de Dios, con una actitud de humildad y sumisión total. En segundo lugar, hay que acercarse a la Biblia como un niño, siempre abierto para aprender y siempre dispuesto a ser enseñado. El que es un “sabe-lo-todo” en la “teología” realmente no sabe nada y aprenderá menos. En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. Mat 11.25. Y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo. 1Cor 8. la humana sabiduría. Si queremos ser estudiantes de la Escritura, será por la obra del Espíritu enseñándonos las palabras del Libro que Dios nos dio.
Lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. 1Cor 2.13. Es cierto que hay un mensaje general y básico en la Biblia que cualquier persona, cristiana o no, puede entender si sólo lo lee. El nuestro no es un Libro muy difícil de entender en este sentido general. No obstante, hay una profundidad en la Escritura que no todos van a conocer. La Biblia es tan profunda como Dios porque Él la escribió. Nunca podremos llegar a tocar el fondo del conocimiento de la Biblia
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ore dando gracias a Dios por su bendita palabra
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